Descubrimiento del archipiélago de Chiloé y primera descripción
de la quínoa Chilota
El primer europeo en divisar el archipiélago de Chiloé, fue Alonso Camargo en 1541, aunque no queda claro si pudo individualizar la identidad isleña de la misma o bien le haya parecido un elemento más de la costa continental (Figura 1). En noviembre de 1553, Francisco de Ulloa entró en el canal de Chacao, al cual llamó Canal de los Coronados, sin cumplir el periplo de la Isla Grande, la cual todavía parecía ser parte del continente. Tres años más tarde, en 1556, el galeón de Juan Alvarado fue enfrentado por una tempestad hasta el Coronados, refugiándose finalmente en la bahía de Ancud, consiguiendo socorro de la población indígena del lugar.
Figura 1. El más antiguo mapa del Reino de Chile (pertenece a los últimos años del siglo XVI): Chiloé es claramente identificado como un archipiélago.
La insularidad de la Isla Grande se confirmó sólamente en 1558, durante la expedición marina de Francisco Cortés Ojea y Juan Fernández Ladrillero y a Cortés Ojea se deben también los primeros trazados de los márgenes occidentales de la Isla Grande y del Golfo de Ancud. El escribano, de la misma expedición, Miguel de Goizueta, escribió noticias detalladas acerca del archipélago chilote y de su población, afirmando que las costumbres, las habitaciones y la lengua eran parecidas a la de la Araucanía, y así mismo las vestimientas, particularmente coloradas. "Los indios andan gordos è bien vestidos [... y hay] mucha comida de maiz crecido è gran masorca, papas è por otros quinoa è una de tierra baja sin monte e de casas son grandes, de 4 y 6 puertas [y] de la obediencia que tienen á los casiques que no siembran sin su licencia los indios de sus cabies; […] e las papas las guardan en unos cercados de caña de un estadio en alto é de seis é siete pies de hueco, è destos dicen hinche cuatro è tres cercados de papas è tienen á seis è á cuatro è á ocho obejas cada indio, é á los caciques d 12 è á 15 è á 20 é solo una obeja atan é todas las otras obejas van sueltas tras ellas, no meten en casa más de las que son lanudas [y] las demas quedan en el prado con la que atan en un palo que tiene incado [;] cuales tienen cada uno señaladas i el que las hurta lo mata el casique quejándose a él el que la pierde. [... ] Las baras con que hacen sus casas las traen de dos jornadas de su sitio é cubrenla con paja que llaman coirón é dura cada casa diez o doce años [;] queman por leña las canoas del maiz è las cañas de la quinoa è cuando les falta lo dicho traen leña dos jornadas de allí; [...] en un cabí que llaman Quilen dicen que son oro è sacalo el casique que se llama Queteolan y en los cabies que estan en la costa del mar que se toma mucho pescado lo cual comen y da debalde á los de la tierra adentro [y en] especial [modo] en el cabí que llaman Huylazt y en esta provincia tienen que beber los más del año [en] especial en el cabí que llaman Quinchao".
"Han de hacer ventajas a las que hasta agora están vistas en todas las indias, por ser muy poblada gente, vestida de manta y camiseta comno la del Cuzco, y haber mucha comida y grandes insignias de oro y plata, buen temple y buenas aguas, tierra de riego y otras cosas que dan evidentes señales a que se crea de ella sea rica y próspera" añade Francisco de Villagra en una carta que en 1561 envió al virrey Diego de Acevedo.
También se han descrito otros testimonios acerca de la elevada intensidad poblacional de Chiloé: "aunque era montuoso, con todo eso estaba muy poblado de indios que tenían mantenimientos suficientes dentro de sus tierras". Diego de Rosales en su Historia General del Reyno de Chile precisa que en: "el año 1566, numerando los indios destas islas del Archipélago de Chiloé halló de matrícula cincuenta mil indios".
Al mismo tiempo en que Cortés y Ladrillero alcanzaban Chiloé por mar, Hurtado de Mendoza lo hacía por tierra: lo acompañaba Alonso de Ercilla y Zúñiga. Salido desde Valdivia, "llegó a la vista de la costa por donde desagua un caudaloso río llamado Puraylla [… y allá] donde desemboca el río en el mar, asentó el jeneral su campo en una loma, mandando se buscasen barcas. Llamanlas los naturales piraguas, son hechas de tablas largas: trábanlas y cósenlas con cortezas de árboles, y van en cada una diez o doce remeros […]. En suma llegaron Domingo de la Cananea a la playa de un archipiélago". Se trataba del canal de Chacao, que alcanzaron el 28 de febrero de 1558: el poeta quedó admirado frente a la belleza del golfo ancuditano y de las islas que él llamó "deleitosas" y que Hurtado de Mendoza bautizó Cananeas, un nombre destinado a olvidarse (como él de Coronados). "Hallábanse sus islas pobladas de indios de buena disposición, donde frecuentaban grandes pesquerias, acompañadas con crias de diferentes ganados. Estaban todos vestidos de unas como mucetas de lana por estremo fina y peluda, debajo de quien traian camisetas. Cubrian las cabezas con caperuzas de lo mismo, y usaba calzones, todo a fin de ser tierra muy fria. […] Descubiertas las islas, no se hallaba manera de pasar a ellas, mas atropelló dificultades el ánimo del capitán Julian Gutiérrez, que […] buscó con toda dilijencia tres piraguas grandes con los remos que convinieron" y así lograron cruzar el canal y alcanzaron las playas de la Isla Grande.
Transcurridos cuatro años desde la expedición de Cortés y Ladrillero, el 20 de noviembre de 1562 Francisco de Villagra desembarcó en la isla de Quinchao con unos 35 hombres, enfrentando la resistencia de la población mapuche de la isla: con este desembarque, comienza la conquista de Chiloé y de su archipiélago.
"Han de hacer ventajas a las que hasta agora están vistas en todas las indias, por ser muy poblada gente, vestida de manta y camiseta comno la del Cuzco, y haber mucha comida y grandes insignias de oro y plata, buen temple y buenas aguas, tierra de riego y otras cosas que dan evidentes señales a que se crea de ella sea rica y próspera" añade Francisco de Villagra en una carta que en 1561 envió al virrey Diego de Acevedo.
También se han descrito otros testimonios acerca de la elevada intensidad poblacional de Chiloé: "aunque era montuoso, con todo eso estaba muy poblado de indios que tenían mantenimientos suficientes dentro de sus tierras". Diego de Rosales en su Historia General del Reyno de Chile precisa que en: "el año 1566, numerando los indios destas islas del Archipélago de Chiloé halló de matrícula cincuenta mil indios".
Al mismo tiempo en que Cortés y Ladrillero alcanzaban Chiloé por mar, Hurtado de Mendoza lo hacía por tierra: lo acompañaba Alonso de Ercilla y Zúñiga. Salido desde Valdivia, "llegó a la vista de la costa por donde desagua un caudaloso río llamado Puraylla [… y allá] donde desemboca el río en el mar, asentó el jeneral su campo en una loma, mandando se buscasen barcas. Llamanlas los naturales piraguas, son hechas de tablas largas: trábanlas y cósenlas con cortezas de árboles, y van en cada una diez o doce remeros […]. En suma llegaron Domingo de la Cananea a la playa de un archipiélago". Se trataba del canal de Chacao, que alcanzaron el 28 de febrero de 1558: el poeta quedó admirado frente a la belleza del golfo ancuditano y de las islas que él llamó "deleitosas" y que Hurtado de Mendoza bautizó Cananeas, un nombre destinado a olvidarse (como él de Coronados). "Hallábanse sus islas pobladas de indios de buena disposición, donde frecuentaban grandes pesquerias, acompañadas con crias de diferentes ganados. Estaban todos vestidos de unas como mucetas de lana por estremo fina y peluda, debajo de quien traian camisetas. Cubrian las cabezas con caperuzas de lo mismo, y usaba calzones, todo a fin de ser tierra muy fria. […] Descubiertas las islas, no se hallaba manera de pasar a ellas, mas atropelló dificultades el ánimo del capitán Julian Gutiérrez, que […] buscó con toda dilijencia tres piraguas grandes con los remos que convinieron" y así lograron cruzar el canal y alcanzaron las playas de la Isla Grande.
Transcurridos cuatro años desde la expedición de Cortés y Ladrillero, el 20 de noviembre de 1562 Francisco de Villagra desembarcó en la isla de Quinchao con unos 35 hombres, enfrentando la resistencia de la población mapuche de la isla: con este desembarque, comienza la conquista de Chiloé y de su archipiélago.
Figura 2. Relato de Miguel de Goizueta (1558), escribano de la expedición de Francisco Cortés Ojea y Juan Fernández Ladrillero en Museo de Ancud.
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Sin embargo la ocupación efectiva y permanente del archipiélago tardará todavía cinco años. En 1567 Martín Ruiz de Gamboa, yerno de Rodrigo de Quiroga, gobernador Chile, con el apoyo de 120 castellanos y numerosos "indios amigos" alcanza Chiloé por tierra y el 12 de febrero del mismo año fonda una ciudad en la "mitad de la isla, y viendo era bien poblada [... en un lugar situado] junto a la mar, ribera de un río, rodeada de hermosas fuentes criadas de naturaleza de muy buena agua, y hermosa campaña abundantemente regalada de muchas pesquerías de toda suerte de pescados; púsole nombre la ciudad de Castro, y a la provincia, Nueva Galicia. [...] Después [...] se embarcó en un navio del rey y anduvo navegando hasta el archipélago, que es de muchas islas [...]. Pues habiendo navegado por estas islas y tomado plática de todas ellas, echó en tierra al capitán Antonio de Lastur que llamase de paz los principales de una isla grande llamada Quinchao, de muchos naturales, el cual lo hizo tan bien, que trajo la mayor parte dellos consigo a dar la obediencia al general en nombre del rey,". Lo cual hace pensar que al momento de la conquista española, Quinchao aparentaba ser la isla más poblada del archipiélago de Chiloé, como lo atestan también algunos entre los primeros testimonios de la época.
No sabe con precisión donde desembarcó Antonio de Lastur; sin embargo, se puede razonablemente individualizar cuales fueran los lugares principales de la isla de Quinchao, es decir donde mejor coincidian buenos campos, aptos a la agricultura, y playas arenosas ricas de mariscos, que bien se ofrecían a la faena pesquera realizada desde las dalcas y, sobre todo, por medio de corrales. Se trata de las playas de Huyar, Palqui, Curaco, Chullec, Achao, Quinchao, Matao y Chequián, cuya etimologia chono (con la sola excepción de Curaco) sugiere que ya precedentemente allí mismo estuvieran los principales asentamientos humanos de la isla. |
Antes de regresar a Santiago, conciente de lo aislado que era el emplazamiento de Castro, Martín Ruiz de Gamboa quiso fundar otra villa a orilla del canal de Chacao, la cual fue denominada San Antonio, la odierna Chacao, y crear un presidio permanente a mitad de camino entre San Antonio y Castro, tal vez Tenaún o la cercana San Juan, no solamente para crear un apoyo durante el recorrido de la ribera oriental de la Isla Grande, sino tanbién para asegurar un punto de salida hacia Quinchao y favorecer el control de esta isla. Finalmente, el marzo de 1567, a un mes de la fundación de Castro, Martín Ruiz de Gamboa retornó a Valdivia, después de haber dejado "en la ciudad de Castro un capitán [Alonso Benítez] que la tuviese a su cargo y mandase visitar aquella provincia, con orden que si lo que él habia repartido saliese alguna parte incierta lo remediase con la mejor orden posible, no permitiendo se hiciese agravio alguno".